El presidente Barack Obama se abstuvo el martes de pronunciarse sobre la necesidad de expresar disculpas a Chile por la intervención de la CIA en el golpe militar de 1973 que instauró una de las más cruentas dictaduras de América Latina. Obama dijo que no le interesaba "mirar hacia atrás", y que prefería "mirar hacia el futuro".

"Estoy interesado en mirar hacia el futuro y no hacia atrás", dijo al ser emplazado por un periodista a pronunciarse sobre los horribles crímenes de lesa humanidad patrocinados por los EEUU en Chile luego del derrocamiento de Salvador Allende. Obama se expresó de esta manera en la Oficina Oval de la Casa Blanca al concluir un diálogo con la presidenta chilena Michelle Bachelet. Incómodo con el cuestionamiento a la política de terrorismo de estado promovida por los EEUU en América Latina, Obama defendió el expediente del imperialismo: "Estados Unidos ha sido una enorme fuerza de bien en el mundo, hubo momentos en que cometimos errores, pero pienso que lo importante es mirar lo que son nuestras políticas ahora y lo que mi gobierno pretende hacer en cooperación con la región".

Obama luego rompió el protocolo para posar para en una foto junto con los reporteros chilenos que acompañan a Bachelet, intentando ofrecer una imagen amistosa luego de su "desinterés" en los crímenes promovidos por los EEUU en Chile.

Bachelet inició su intervención en la rueda de prensa en un tono servil, asegurando que Obama era "un ídolo en nuestro país" y que la entrevista era ansiosamente esperada en Chile.

Dijo que el encuentro transcurrió "maravillosamente porque creemos que estamos muy cerca de la forma en que el presidente Obama está comprendiendo al mundo, sus retos y cómo construir buenas relaciones con los países de América Latina".

La CIA fue elemento crítico en el derrocamiento del entonces presidente socialista Salvador Allende por el general fascista Augusto Pinochet, según documentos de la época, ahora de dominio público. Una comisión investigadora chilena estableció que entre 1973 y 1990 se registraron unas 3.400 desapariciones, sin embargo la cifra real podría ser muy superior.

El periodista chileno mencionó en la introducción de su pregunta que la presidenta había comentado anteriormente que en Estados Unidos no hubo golpe militar porque nunca ha tenido una embajada estadounidense. Obama reaccionó riéndose y Bachelet se apresuró a aclarar que era "un chiste".

En una rueda de prensa antes de la entrevista, Obama dijo que Chile era "el ejemplo" a seguir en metas para el desarrollo y el manejo económico en la región. El modelo económico chileno es neoliberal, y el país ha firmado numerosos TLCs.

"Chile está mostrando el ejemplo", dijo. "Pero, lo mismo es válido para, por ejemplo, Brasil".

Antes de Bachelet, Obama recibió en su oficina a otro chachorro predilecto del imperialismo, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva. La próxima semana seguirá el colombiano Alvaro Uribe. Antes de asumir el cargo en enero, Obama se entrevistó con el presidente mexicano Felipe Calderón en Washington.

Bachelet quiere aprovechar la luna de miel con Obama

La presidenta chilena había dicho en una disertación en Brookings Institution, antes de la entrevista, que Obama no debería desaprovechar la "luna de miel" que todavía tiene con los gobernantes de la región, derivada del mensaje que el estadounidense llevó a la Cumbre de las Américas en abril en Trinidad y Tobago.

"Lamentablemente, las lunas de miel duran muy poco", dijo Bachelet. "Este es el momento de construir una relación firme".

Bachelet llegó al extremo de plantear que como parte de esa nueva relación, gobierno y Congreso de Washington deberían considerar la aprobación de los tratados de libre comercio con Colombia y Panamá, firmados hace más de un año.

Chile y Estados Unidos firmaron en la jornada un acuerdo de cooperación en el campo energético y acuerdos para profundizar la política chilena de enviar centenares de estudiantes a universidades gringas para capacitarse.

A su salida de la reunión, pero todavía en los jardines de la Casa Blanca, Bachelet volvió a hablar ampliamente sobre la entrevista, que se realizó tres años después de un encuentro en el mismo escenario con el presidente George W. Bush, antecesor de Obama.

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