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Terroristas autorizados por George W. Bush

Del mismo modo que los terroristas árabes invocan el islamismo para sus actos terroristas, algunos partidarios del Obispo Fernando Lugo invocan hoy la bendición del candidato de Dios para justificar los actos terroristas en los que se vieron envueltos en mayor o menor grado una buena parte de ellos y para colmo, con la autorización de la embajada norteamericana.


Se trata de los guevaristas financiados por la CIA y USAID aglutinados en el PMas y Tekojoja, ambos movimientos financiados mediante donaciones a las organizaciones no gubernamentales Casa de la Juventud y Gestión Local, por el representante diplomático de George W. Bush en Paraguay, mister James Cason. Estos héroes cuentan con el constante respaldo del ex financista de los congresos de la Liga Mundial Anticomunista -y consagrado terrorista mediático- Aldo Zucolillo, el citizen Kane paraguayo y jerarca de la SIP, que contrariado por la indiferencia de Washington hacia la patronal de la prensa en los últimos tiempos ha decidido apoyar las candidaturas neo marxistas.
Haciendo memoria, este terrorismo autorizado por el imperio tiene frondosos antecedentes en Latinoamérica –donde apoyó a los tiranos criminales del Operativo Cóndor- y en todo el resto del mundo, donde prácticamente no existe país subdesarrollado donde algún tirano criminal haya dejado de recibir asistencia norteamericana.
Durante la lucha por la independencia de Angola en 1975, Mobutu enfrentó a las fuerzas nacionalistas del MPLA enviando tropas al norte de Angola. Simultáneamente, las tropas racistas de la Sudáfrica del Apartheid invadieron desde el sur. Los invasores fracasaron en su intento por tomar la capital, Luanda. Sin embargo, durante los siguientes 20 años, la CIA utilizó las bases militares del ejército de Zaire para apoyar a uno de sus clientes, Jonas Savimbi de la facción rebelde de UNITA. La CIA acogió a Savimbi tan cálidamente, y sin mayor consideración, como lo hizo con Ben Laden. Ambos eran anti-comunistas al servicio de Washington y ambos terminaron siendo terroristas.
George Bush padre, como director de la CIA durante la década de 1970 y luego como vicepresidente, tenía conocimiento del lujo y de la gran irresponsabilidad en la que vivía Mobutu, quien incluso había visitado Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan, en 1981. En aquella gira, Mobutu y sus amigos visitaron Disneyworld en Florida y luego New York, donde ocuparon totalmente el piso 35 del Waldorf Astoria. Por la misma época los mujhaidín de Ben Laden fueron recibidos como héroes en la Casa Blanca, donde Reagan los puso a la altura de Jefferson, Washington y Franklin al afirmar que eran los equivalentes morales a los padres fundadores de la nación estadounidense.
En distintos puntos de su geografía Estados Unidos ofreció cordial asilo a reconocidos terroristas como Armando Fernandez Larios, terrorista involucrado en el atentado terrorista con bomba en Washington que costó la vida a Orlando Letelier y en el que participó el cuñado de Aldo Zucolillo, Conrado Pappalardo, quien residió plácidamente en Kendall, al sur de Miami. También en Florida fueron cobijados el responsable de una masacre en la embajada de España en Guatemala, Donaldo Alvarez Ruiz, el ex jefe de la policía política de Honduras, Juan López Grijalva, el ex ministro de defensa de El Salvador José Guillermo García y Carlos Vides Casanova. En California disfruta de las playas y el sol Alvaro Saravia Marino, organizador del asesinato del arzobispo Arnulfo Romero en El Salvador. Enmanuel Toto Constant, que tiene en su haber tres mil ejecuciones en Haití, reside en Palm Beach.
En cuanto a las hazañas de estos pupilos del imperio, sólo si consideramos los 4 meses contenidos entre el 6 de abril de 1976 y el 18 de agosto del mismo año, se puede mencionar que en ese lapso de tiempo fueron atacadas por lanchas piratas dos barcos pesqueros cubanos (muriendo un pescador en uno de los incidentes), una bomba estalló en la embajada de Cuba en Portugal ocasionando la muerte a dos diplomáticos, la misión de Cuba en la ONU sufrió un atentado explosivo el 5 de junio, estalló una bomba en el vagó que cargaba los equipajes del vuelo de Cubana de Aviación en el aeropuerto de Kingston el 9 de julio, otro artefacto fue detonado en las oficinas de la British West Indies en Barbados, fue asesinado un técnico de pesca durante el intento de secuestro del cónsul cubano en la ciudad mexicana de Mérida el 24 de julio, en agosto desaparecieron dos funcionarios de la embajada cubana en Argentina y explotó una bomba en las oficinas de Cubana de aviación en Panamá. Nunca fueron castigados los responsables de estos atentados porque los terroristas se inspiraban y eran sufragados por las políticas de Washington.
Pocas semanas más tarde, el 6 de octubre de 1976 estalló con todos sus tripulantes y pasajeros a corta distancia de Barbados, muriendo en el siniestro 73 personas. Uno de sus responsables, Posada Carriles, fue liberado hace poco por “razones humanitarias”, siguiendo impune y bajo la protección de George W. Bush. Otro de los implicados, Orlando Bosch, fue liberado por expresas ordenes de George Bush padre, hace más de una década, para volver a las andanzas.
La nómina también se extiende a Paraguay, donde tampoco faltan los referentes del terrorismo autorizado, que además gozan de amplio respaldo de la prensa vinculada a la Nacional Endowment for Democracy que dirige Aldo Zucolillo.
Entre sus protegidos de hoy, Zucolillo cuenta a muchos que ayer denunciaba en primera plana como peligrosos terroristas, entre ellos varios de los dirigentes de Tekojojá que en a mediados de la década de 1970 integraron la Organización Político Militar Primero de Marzo, más conocida como la OPM, un grupo radicalizado que se proponía llevar a la práctica las teorías del foco guerrillero y la resistencia urbana cuando fue abortado en estado embrionario.
Entre referentes de las nuevas generaciones que se inspiran en la epopeya de la OPM se encuentra el supuesto guevarista Camilo Soares, un conocido favorecido de la National Endowment For Democracy, fondos de USAID manejados por el embajador norteamericano James Cason, y donaciones de la Inter American Foundation controlada por George W. Bush. Para hacerse una idea de lo contradictorio de este personaje, basta saber que en Paraguay se lo asocia con un grupo vinculado a un secuestro y asesinato llevado a cabo en Paraguay a fines del año 2004 y 2005, realizado con el apoyo de las FARC.
Hoy estos agentes del entramado IAF-NED-USAID sirven a los intereses de Estados Unidos como Ben Laden cuando apoyó a la CIA contra la URSS en Afganistán. En Washington, nadie tomó entonces en cuenta las terribles consecuencias del patrocinio a estos hombres, negligencia por la que pagaron un alto precio del 11 de septiembre de 2001.

Luis Agüero Wagner
 
 
 

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